3/10/2008

¿A la derecha o al centro?

El PP debe decidir, como partido al máximo alcance de su representatividad, si considera que ha sido excesivo el giro a la derecha del partido, sus guiños al lepenismo xenófobo, su delirio propagandístico destructivo, su ingreso al club de los agoreros del desastre y su actitud bronca, de matón de patio, de skin lleno de cerveza, cuyo paradigma fue el militante enfurecido que arremetió contra los periodistas del Grupo Prisa. En tal caso, su estrategia será, lógicamente, volver al mundo de la moderación, a la política, a conformarse como una derecha inteligente, dialogante, posibilista y capaz de coexistir con ideas distintas sin anhelar su aniquilación. Esto haría que la sucesión de Rajoy se decantara por sectores con poca presencia en la dirigencia actual, difícilmente por Gallardón como algunos quisieran.

Si, por el contrario, el PP considera que no fue lo bastante duro, que no imitó lo bastante bien a su musa frenética Jiménez Losantos, que debe plantearse, como éste lo hizo el día de hoy, en la posibilidad de trabajar para eliminar a la mitade de España que es "basura", quizá a punta de fusilamientos como los del abuelo, para llegar al final de la nueva legislatura con sólo ese medio país y poder absoluto sobre él, que hizo mal al no abrazar más dulcemente a los grupos más extremistas y que fue demasiado blando al acusar al gobierno legítimo de ilegítimo, traidor, asesino y cómplice de ETA, entonces el relevo traerá a la dirigencia muy probablemente a Esperanza Aguirre, esa dama dispuesta a hacerse con el poder así sea sobornando al adversario.

¿Cuál será la decisión de los militantes del PP? Sin deseos de ser pesimistas, la segunda parece la más viable en el panorama que se puede ver desde afuera del PP. En tal caso, José Blanco es ingenuo al creer que disminuirá la crispación orquestada por el PP y, por el contrario, estamos al borde de una legislatura con una oposición cuasigolpista, que irá aún más lejos de donde se atrevió a llegar Mariano Rajoy, llamado en más de una ocasión "Maricomplejines" por el hombre más impune de Europa, Federico Jiménez Losantos.

España será la que pierda más, sin duda, si algún día añoramos la legislatura 2004-2008 como una época tranquila y de ligeras confrontaciones.

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