6/12/2008

Objeciones para consideración del juez

Antonio Martín González, magistrado del Juzgado Contencioso Administrativo de Huesca, emitió un auto en el que equipara la “preparación de un menú escolar diferente para los musulmanes” con la objeción a la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, y ha permitido a tres niños no asistir "cautelarmente" a las clases.

Don Antonio, no haré mofa, aunque se presta, a su símil gastronómico, salvo para hacerle saber que la educación no es un menú ni un plato combinado, porque parece no haberse enterado, y no es lo mismo no comer jamón por asuntos religiosos que negarse a enseñarle a los niños su obligación de respetar los derechos humanos porque uno sea fascista. La diferencia no es trivial, señor juez, en modo alguno.

¿Acaso, señor juez, considerará el mismo símil hostelero si un ciudadano presentara su "objeción de conciencia" al álgebra, considerando que es como comer carne en viernes para un fiel católico, y permitiría que los hijos del objetor dejaran de asistir a clases de matemáticas? ¿Y si considera que historia y cultura de las religiones es como un chuletón para un vegetariano y objeta a esa materia? ¿Y qué diría, señor juez, si la "conciencia" de algún padre le indicara que "ciencias de la naturaleza" (en 1º y 2º) y "biología y geología" (en 3º) deben objetarse, y exigiera su "derecho" de privar de esa enseñanza a sus hijos?

En realidad, el derecho a recibir una educación de calidad es un derecho de los niños y los jóvenes, tutelado por el estado. En el caso de la asignatura del falso debate, la gran mayoría de la gente ni siquiera sabe de qué se trata, ya que los portavoces de la ultraderecha se han encargado de enturbiar las aguas.

¿A qué objetan los "objetores de conciencia"?

Se oponen a que los niños de primaria estén expuestos al horrible "reconocimiento de la dignidad de todas las personas, del respeto al otro aunque mantenga opiniones y creencias distintas a las propias, de la diversidad y los derechos de las personas". No quieren que sus hijos escuchen nada sobre la "la igualdad de hombres y mujeres en la familia y en el mundo laboral", ni mucho menos quieren que se les hable a sus hijos de "la asunción de las propias responsabilidades", que son los elementos del primer bloque de la asignatura.

La conciencia de los objetores les reclama que no se diga a sus vástagos nada sobre "los valores cívicos en que se fundamenta la sociedad democrática: respeto, tolerancia, solidaridad, justicia, igualdad, ayuda mutua, cooperación y cultura de la paz", lo cual nos hace suponer que sus valores son más bien la falta de respeto, la intolerancia, la insolidaridad, la injusticia, la desigualdad, el nbo ayudarse, no cooperar y hacer la guerra, algo así como el aznarato ideal. En el mismo tenor, los hombres y mujeres que van a los juzgados quieren defender a sus herederos de saber cómo "abordar la convivencia y el conflicto en los grupos de pertenencia (familia, centro escolar, amigos, localidad) y del ejercicio de los derechos y deberes que corresponden a cada persona en el seno de esos grupos, identificando la diversidad, rechazando la discriminación y valorando la participación y sus cauces". Cosa horrenda, sin duda, pero no más que el detestable "respeto crítico por las costumbres y modos de vida distintos al propio y permite proporcionar elementos para identificar y rechazar situaciones de marginación, discriminación e injusticia social". Todo eso es el segundo bloque de la Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos.

Pero lo más odioso seguramente viene en el tercer bloque, que escandalosamente pretende informar a los tiernos alumnos de "la necesidad y el conocimiento de las normas y principios de convivencia establecidos por la Constitución". Toda una intromisiòn en el derecho de los padres a enseñarle a sus hijos que la Constitución española no merece respeto ni ser tomada en cuenta.

Uno duda mucho que el español común y corriente que no vive emborrachado por el odio jimenezlosantista considere que nada de lo que contempla la asignatura en primaria merece rechazo, al contrario, lo más probable es que, conociéndola, la apoye más gente.

Dejamos para la siguiente barbaridad judicial los cinco bloques de la asignatura para los chicos de secundaria.

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