6/16/2008

Crisis, matrimonio y pánico

A falta de programa político convincente, la maquinaria propagandística del Partido "Popular" se ha convertido en una especie de censora lingüística encerrada en lo que se conoce como "debates semánticos", donde lo que se discute no son los hechos, sino las definiciones de las palabras.

Asegurar que la unión de dos homosexuales no debe considerarse "matrimonio" basándose en la definición vaticana de la palabra "matrimonio" (sin que el Vaticano sea, en modo alguno, experto reconocido en matrimonios ni vida en pareja, pues lo más a lo que se considera "pareja" en el mundo sacerdotal es al menor de edad del cual se está abusando en el momento) fue la punta de lanza de la ofensiva religiosa del PP. Ahora, por contrario, omiten las definiciones de los expertos en economía para llamar "crisis" a la situación económica española, por cierto que disociándola del resto de los países en las mismas condiciones por esto de la globalización. ¿Crisis en la economía alemana? No, claro que no. ¿Crisis en Francia? Ni de coña. Crisis en España, sólo, y por supuesto que por culpa del gobierno, es decir, del PSOE.

La afirmación de más de un portavoz del PP de que ellos le llaman "crisis" a lo que les da la gana, sin importar la definición "de manual" de los economistas (y porque evidentemente no han vivido nunca una verdadera crisis como la mexicana del "error de diciembre" de 1994 o la argentina del "corralito") implica que seguirán asustando a la ciudadanía con una palabra cuyos verdaderos alcances son aterradores para la población. Para un ciudadano común y corriente, "crisis" implica perder la casa, quedarse sin empleo, comer hierbas, poner a trabajar a los hijos sacándolos de la escuela, curarse con remedios caseros por falta de médico y reducirse a la situación, pongamos por ejemplo, de la Alemania de Weimar, donde la inflación galopante, la devaluación minuto a minuto y el derrumbe de la economía con un endeudamiento feroz representaron un nivel de desesperación tal que un demagogo sin escrúpulos muy admirado por Francisco Franco pudo subirse a la locomotora del estado alemán y poner en peligro al mundo entero regalándonos además alrededor de un centenar de millones de muertos.

Es evidente que cualquier ciudadano español se preocupa si le dicen, día sí y día también, que ése es su futuro. No importa que no lo sea, que la situación económica española no se ajuste a ninguna definición de crisis, ni crecimiento negativo, ni profundas perturbaciones en la economía, ni depresión económica, ni caída brutal de la producción. Pero eso es economía. En la realidad no hay expectativas de que el nivel y calidad de vida de los españoles se vean radicalmente alterados en los próximos meses o años. Caracterizar la situación como "crisis económica" es un despropósito que sólo tiene objetivos propagandísticos. Y electorales, claro.

Lo malo de los excesos retóricos a los que es tan afecto el Partido "Popular" es que destrozan la comprensión. Si el que España pase de crecer el 4% a crecer el 2.4% es una "crisis", ¿cómo le llamamos a lo que ocurre cuando en el Tercer Mundo la gente pasa de comer a morirse de hambre?

Seguramente en Génova 13 tampoco lo saben.

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