4/07/2008

La derecha contra la derecha

Mantenida esa "disciplina" del votante de la que tanto se congratulaba el estratega Elorriaga frente a las divisiones que caracterizan a la izquierda en todo tiempo y lugar, es hoy la hora del enfrentamiento de la derecha contra la derecha. Los cañonazos más bajunos contra Zapatero (recordemos a la senadora asturiana Alicia Castro Masaveu acusando al presidente de gobierno de "traición a la patria", con lo que asombra que no esté en la cárcel) se enfilan ahora alos adversarios en el interior del partido.

No se trata únicamente de dirimir quién tuvo la culpa representando la coral "Yo no fui" iniciada por Mariano Rajoy. Se trata de presentar a un partido con fuertes tendencias ultraderechistas, con un legado directamente fascista y franquista, estrechamente aliado a una de las iglesias nacionales más acaudaladas del mundo, y dentro de esa iglesia compinchado con los sectores más cavernarios, reaccionarios y preconciliares, y reempaquetarlo como un partido "de centro", sin definir, por supuesto, qué es eso del "centro". Pero al mismo tiempo, ese partido cuenta con un grupo de la derecha reaganista, que bajo la máscara del liberalismo económico oculta con mayor o menor suerte su complicidad con dictaduras y torturadores, y basada en un anticomunismo ya trasnochado reedita las ideas pinochetistas si los que operan los fusiles son otros, y no se manchan las creaciones del diseño internacional.

El PP, que esperaba haber iniciado con Aznar un reich que durara mil años o que al menos empatara con Franco en 40 años de dominio indiscutido, busca reorganizarse con todo en contra. Su líder es un burócrata opaco, de pésima imagen pública y dos veces derrotado por un socialismo no demasiado feroz. Pero los opositores de su líder son propagandistas furibundos, desprovistos de toda ética y capaces de incitar incluso la violencia (habrá que preguntarle al inefable Jiménez Losantos dónde están los 300.000 ecuatorianos con que amenazó, y cuál de los ministros es de ETA, que él juró que de ganar Zapatero habría un ministro de esa organización). Periódicos que dicen una cosa hoy y mañana se desdicen, que se desuellan las manos aplaudiendo la "valiente" negociación de Aznar con ETA y luego juran que siempre se han opuesto a todas las negociaciones. Niños pijos que escriben más libros de los que han leído en su vida y valerosos combatientes que nunca se han roto una uña en la lid política. Y su mascarón de proa es una dama, la más probable presidenta del PP y candidata contra el PSOE en 2012, que cree que puede controlar a los amigos que la quieren controlar, un poco envanecida por un poco deamsiado jabón que le han dado últimamente.

Malos tiempos para la derecha, pero también malos tiempos para España. Porque cuando los radicales se enfrentan a los menos radicales, suelen ganar, sobre todo en las cercanías de las derechas que sospechan filocomunismo incluso en sus aliados, a menos que éstos sean los más entusiastas operativos de la barbarie.

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