De un tiempo a esta parte, la derecha desesperada ha asumido camaleónicamente el aspecto y el discurso de lo que creen que es la izquierda. Vaya, desde que los primeros se dejaron la barbita inspirados
Los "populares" (es que es de coña, de verdad, "populares"... jiji) recorren la geografía con bonitos disfraces como si las elecciones fueran un carnaval. No falta el candidato situado ideológicamente unos metros a la derecha de Herodes el Grande, que se retrata con un jersey muy sport habiéndose guardado en el bolsillo la corbata que no había dejado de usar desde la primera comunión. Y por ahí ve uno candidatas "populares" vestidas de tonadilleras al borde del arresto saludando a la gente diciéndole "qué pasa, tronco" y prometiendo "guarderías gratis", "aparcamientos baratos", "vivienda accesible" y cosas similares que, además de que en su boca suenan más falsas que un euro con la cara de Míster Bean y de que, ellos lo saben, no las puede cumplir, hacen pensar en la izquierda soñadora y bobalicona de los adolescentes sesenteros, que pensaban que la utopía y la buena onda se pueden establecer por decreto.
Vaya, que estamos a un tris de ver pancartas del tipo de "Muerte al capitalismo opresor", "Justo reparto de la plusvalía" y "Por un gobierno de los trabajadores" firmadas por el Partido "Popular", todo sea por obtener un voto, que por cara no quede.
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