Cuánta razón tenían los que hace algunos ayeres advirtieron que la institucionalización del concepto ONG podría ser desastrosa para los supuestos beneficiarios de las mismas.
Hoy convivimos con desfalcos en las ONG, con acusaciones de que ONG capitaneadas por gente tan poco sospechosa como los excolaboradores del gobierno de Aznar han utilizado indebidamente el dinero que reciben a manos llenas de los gobiernos de su propio partido, como el de doña Esperanza Aguirre, que le suelta millón y medio de euros al CIPIE de Pablo Izquierdo (vaya que tiene coña el apellido) y algo más a los Legionarios de Cristo de Marcial Maciel (grupo al que los irreverentes de siempre conocen en México como "los millonarios de Cristo") y con esa sonrisa de personaja malvada de película Disney sume en el desamparo gubernamental por igual a la asociación de víctimas del 11-M que a la Cruz Roja.
Las organizaciones no gubernamentales son, pues, de lo más gubernamentales, y la cosa empeora conforme pasa el tiempo. Basta que una ONG tenga una ideología ligeramente distinta del gobierno para que éste le dé cerrojazo. Por contraparte, basta querer dinero y tener mucha cara, y cualquier político u obispo "ponen" su ONG así como se "pone" una tienda y a recibir pasta. Por supuesto, si una ONG tan gubernamental como la de Marcial Maciel (que tan cerca estuvo de las señoras Botella de Aznar y Sahagún de Fox, que es como estar en los lechos del poder a dos lados del Atlántico) recibe dineros públicos, habría que ser muy malpensado para creer que los usará, digamos, para evangelizar, cuando ésa no es tarea de una ONG. Si usted puede creer eso, escríbanos, que conocemos a alguien que le puede vender el Palacio de Versalles a un precio de rebajas delirantes.
El caso del "Arca de Zoé" es sólo uno entre una gran cantidad de situaciones que dicen a gritos que el esquema actual de financiamiento y apoyo gubernamental de las organizaciones "no" gubernamentales es cuando menos merecedor de una profunda revisión. Porque en ese consomé de miserias las que salen perdiendo son las verdaderas ONG que se ocupan no de promover a un gobierno u otro, sino de hacer cosas tan poco rentables como dar alimento, vivienda y educación a quienes el día de mañana podrían poner en jaque el status quo.
Se entiende que las hallen peligrosas y mejor se financie al membrete de la presidenta de la Asamblea de Madrid, tan no gubernamental que ya está en la lista de Gallarón para las elecciones que vienen.
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