3/30/2011

Por qué me opongo al movimiento "no les votes"

De manera recurrente, cuando hago algún comentario sobre el movimiento "No les votes" (hashtag #nolesvotes) en Twitter (donde soy @elnocturno), salta un grupo distinto de personas a lincharme un poco y de paso presentar los mismos argumentos que he comentado una y otra vez, forzando una reiteración por lo demás absolutamente inútil porque quienes se han comprometido con este movimiento no parecen muy dispuestos a considerar la posibilidad de que podrían estar cometiendo un error político.

Para no volverlo a repetir todo una y otra vez, revivo este viejo blog para hacer las puntualizaciones de por qué me opongo al movimiento "No les votes". Una oposición que comenzó cuando se lanzó el movimiento y dije "me parece que esto no está bien pensado en cuanto a acción y estrategia para obtener determinados resultados", y que hasta ahora me han demostrado que efectivamente, no está pensado y no se ha reflexionado a profundidad en meses, generando la ilusión --que me parece peligrosa-- de que es muy fácil solucionar todos los problemas políticos de España y de sus distintas identidades componentes, y de que este movimiento realmente es desde el amanecer de un nuevo tiempo hasta una "revolución".

Mi argumento esencial no es demasiado complicado: soy y he sido un hombre de izquierda desde que tuve una mínima y temerosa participación apenas adolescente en el movimiento estudiantil-popular de México en 1968, saliendo a la calle por las víctimas de Franco, por los golpes de Videla y Pinochet, apoyando la construcción de escuelas rurales, contando verdades no siempre cómodas desde la trinchera del periodismo desde fines de la década de los 70. De una izquierda poco dogmática, más bien libertaria, pero siempre consciente de que el enemigo es la derecha y su defensa de los intereses del gran capital deshumanizado, en particular, actualmente, el capital financiero, que se ha erigido incluso en adversario del empresario independiente. No tengo ninguna necesidad de justificar que soy de izquierda y no me avergüenzo de serlo.

Precisamente como hombre de izquierda no puedo apoyar a un movimiento cuyas consecuencias son, claramente, promover, apoyar o al menos permitir sin oponerse el triunfo de la derecha en las elecciones. No quiero que el PP gane elecciones, ni en el país, ni en ninguna comunidad autónoma, ni en ningún municipio, ni en mi comunidad de vecinos, ésa es mi prioridad. La segunda es promover un gobierno más de izquierda (aunque probablemente mi concepto personal de "más de izquierda" no se parezca al que tienen algunos), más justo, más crítico, más comprometido con los más desprotegidos, más limpio y más responsable ante los electores. Pero todo eso es después de impedir que gane la derecha, porque ganando la derecha nada de lo demás es ni siquiera factible.

El movimiento "No les votes" está dirigido en su concepción contra el PSOE, el PP y CiU y nace como una protesta en principio no partidista por la "Ley Sinde", esa disposición legal que criminaliza el compartir material en la red creando una situación de excepción para favorecer a grupos de presión ciertamente poderosos. A partir de allí ha derivado en un intento de "dar la oportunidad a otros partidos" para que gobiernen en lugar del PP, el PSOE y CiU. Especialmente la gente de izquierda ha asumido "No les votes" como una oportunidad de ajustar cuentas con un PSOE al que detestan, y cuya derrota están dispuestos a pagar con el triunfo de la derecha, algunos aceptándolo de modo abierto y otros aduciendo su volutarismo de que los resultados electorales realmente dejarán atrás al PSOE, al PP y a CiU para que triunfen en municipios y comunidades autónomas las opciones que consideran "de verdadera izquierda", y principalmente Izquierda Unida.

En el proceso, además, muchas de estas personas han asumido acríticamente como verdades incuestionables las acusaciones que ha hecho el PP al gobierno del PSOE, repiten de modo insistente que el PP y el PSOE son idénticos y afirman que el PSOE ha traicionado los principios de la izquierda al asumir una serie de medidas para administrar la crisis económica y a utilizar el movimiento como arma contra el bipartidismo español.

La ley Sinde es inaceptable, de eso no hay duda. Y debería ser objeto de protestas y movilizaciones inmediatas desde el mismo día de su aprobación. Sin embargo, no hubo tales movilizaciones. Todo se centró en el movimiento destinado a impedir que la ciudadanía vote a los tres partidos que aprobaron esa ley. Personalmente, mi compromiso con la libertad en la red no sólo es téorico desde que en la década de 1990 dediqué durante años una columna ("Circuito impreso") en una revista informática al análisis del impacto social de Internet, sino también práctico, pues hace bastante tiempo estoy liberando mi trabajo literario y periodístico bajo licencia Creative Commons en el blog "Listo pa' llevar" (no deja de ser paradójico que haya quienes escriben contra la Ley Sinde mientras venden libros con derechos protegidos). Pero, creo que la lucha contra la Ley Sinde debería estarse dando día a día en distintos espacios (desde el Constitucional hasta la difusión de los efectos siniestros de la ley entre personas no informadas) en lugar de reducirse a ponerse de acuerdo para no hacer algo un solo día (el de las elecciones).

La pregunta entonces es, ¿realmente es posible que un movimiento como "No les votes" pueda conseguir el triunfo de otra opción electoral, especialmente de izquierda y echar del poder y de la posibilidad de gobernar por igual al PSOE que al PP? Mi conclusión es que en este momento es imposible, y que se está beneficiando a la derecha en un acto de canibalismo que, por otro lado, es habitual desde que se inventó la "izquierda" en la revolución francesa de 1789. Una y otra vez hemos asistido al espectáculo de la izquierda empeñada más en una lucha contra otras expresiones de la izquierda que contra la derecha, origen de muchísimas de las derrotas históricas que hemos diseñado, mano con treinta dedos que casi nunca hace puño, para júbilo de la derecha que tiene clarísimos sus intereses y suele aprovechar la división. Como en este caso.

El sistema D'Hondt y el bipartidismo

El sistema D'Hondt es un procedimiento aritmético del siglo XIX para asignar proporcionalmente diputados en función del porcentaje de votos de su partido. Se trata de un sistema que se utiliza en muchos países donde se votan listas y no personas, y existe por tanto una representación parlamentaria proporcional, desde Venezuela hasta Turquía y los países europeos. Su contraparte es el sistema de elección directa de representantes a las cámaras legislativas, como en Estados Unidos, donde se compite por los votos de un distrito electoral, y gana un solo candidato, dejando sin representación camaral a todos los partidos u opciones perdedores, independientemetente del número de votos que hayan obtenido. (En los sistemas presidencialistas, a diferencia de los parlamentarios, el ejecutivo se elige de modo independiente del legislativo, se vota al hombre, al candidato, y puede ser proclamado triunfador por mayoría simple o, como en el caso de Estados Unidos, mediante un complejo sistema de colegios electorales no exento de problemas.)

No es éste el lugar para analizar las ventajas y desventajas de cada uno de los sistemas. Cierto que el sistema D'Hondt favorece claramente a los partidos mayoritarios cuando los hay, pero al mismo tiempo da poder excesivo a los partidos menores cuando el voto se pulveriza en muchos partidos, ninguno de ellos claramente predominante. En el caso de España, en elecciones generales, como han denunciado repetidamente los partidos minoritarios, el resultado de la aplicación del sistema D'Hondt es que cada escaño le cuesta mucho más a un partido pequeño que a uno grande, afectando principalmente a Izquierda Unida, que no es lo bastante grande ni lo bastante pequeña para beneficiarse del sistema.

En las elecciones generales de 2008, por ejemplo, el PSOE obtuvo 11.289.335 votos traducidos en 169 escaños, con lo que cada escaño representó a 66,801 electores, el PP obtuvo 10.278.010 que le dieron 154 escaños, cada uno representando a 66,740 votantes, mientras que Izquierda Unida obtuvo 969.946 votos que le representaron 2 escaños, cada uno de ellos con un "coste" de 484.973 electores. Al otro extremo, UPyD obtuvo un escaño con solamente 306.079 votos.

Sea o no justo, equitativo o aceptable el sistema, lo importante es que tal es el sistema vigente, y no sólo en las elecciones generales, sino en las autonómicas y municipales. Duplicar o triplicar los votos de Izquierda Unida no representaría duplicar o triplicar sus escaños forzosamente, mientras que quitarle algunos cientos de miles de votos al PSOE (menos de lo obtenido por IU) le quitaría automáticamente la mayoría en el Congreso y por lo tanto el gobierno.

Me parece evidente que la solución al bipartidismo no es fácil, pues pasa por que los propios partidos beneficiarios de este sistema votaran contra él y legislaran otra forma de asignación de los escaños en las elecciones por listas. No pretendo saber qué se debe hacer, sólo dejar claro que en las condiciones actuales, cualquier trasvase de votos de la izquierda del PSOE a IU se traduce en pérdida de escaños y entrega de los mismos al PP. Que esto no sea nada agradable no lo hace menos real, y cerrar los ojos a ello es una irresponsabilidad.

Decir, como alguien me dijo en Twitter, que darle el poder al PP durante un tiempo es un buen precio a pagar por acabar con el bipartidismo, es una falacia porque el PP en el poder por supuesto que no va a dar un solo paso para acabar con el bipartidismo y sí por desmovilizar aún más al voto de izquierda. Y en el proceso puede hacer muchísimo daño a libertades individuales y logros colectivos que se sacrificarían de modo inadmisible.

Por supuesto, una forma de acabar con el bipartidismo es cambiar a los partidos desde adentro, que es una posibilidad al menos aritméticamente posible. Al momento en que escribo esto, el sitio "No les votes" afirma tener 739.535 usuarios únicos. Compárese esto con la militancia del PSOE, de unos 360.000 miembros, e incluso la del PP, de algo más de 700.000. Si todos los militantes de "No les votes" se inscribieran mañana en el PSOE, se podrían apoderar del partido, obligarlo a votar para cambiar el Sistema D'Hondt, moverlo a la izquierda tanto como quisieran, en fin, utilizarlo para su utopía particular y, claro, para tratar de convencer a la gran mayoría de los votantes que hasta hoy no han hallado muy creíble la opción de Izquierda Unida u otras aún más radicales o sectarias. Incluso lo podrían hacer con el PP, en una inscripción masiva que dejara fuera de los cuerpos dirigentes del partido a sus actuales jefes. Aunque fantasiosa, esta posibilidad aritmética es en todo caso mucho más viable o realista que acabar con el bipartidismo dejando de votar al PSOE y entregándole al PP municipios, comunidades autónomas y, en última instancia, al país entero para modelarlo según lo sueñan Rajoy, Esperanza Aguirre, González Pons o Francisco Camps.

La otra opción es la construcción de una organización partidista a la medida de quienes protestan. Esto puede tomar varios años, pero no es imposible. Aún en ese caso, la construcción de un nuevo partido de izquierda con cientos de miles de militantes y posibilidades electorales efectivas sin duda será más fácil de hacer si no gobierna la derecha. Exige recorrer, hablar, convencer, registrarse, conseguir financiamiento, crear una opción política viable, capaz de atraer votos suficientes para ser un verdadero factor en la política española, y a sabiendas de que tarde o temprano habrá corruptos en nuestras filas (y hay que echarlos, como hace con frecuencia, no siempre, el PSOE, no encubrirlos como hace casi siempre el PP), y aguantar los sinsabores de la lucha política que siempre es repelente. Es una opción compleja, cansada y poco agradecida, pero sin duda más razonable que simplemente decir "no".

La lealtad del votante de derecha

En general, el ciudadano definido como "de izquierda" es más crítico con los suyos que el de derecha. No sé si la división sectaria es parte de la genética de la izquierda como han propuesto algunos estudiosos, simplemente es un hecho constatable en todo tiempo y lugar, siempre divididos en varios partidos y mirando a los demás no como compañeros de ideales que piensan distinto, sino directamente como enemigos, herejes, revisionistas, heterodoxos y malvados servidores del enemigo. El votante de izquierda le exige más a sus representantes que el de derecha, lo cual es sin duda alguna una actitud encomiable, pero también está dispuesto a castigarlo retirándole el apoyo, demonizándolo y dejando abierto el camino a la derecha, lo cual ya no parece tan astuto. Y es que presionar al partido en el gobierno para que se mueva en una u otra dirección se hace, en todo caso, ofreciendo y retirando apoyo a la labor cotidiana de gobernar, no una vez cada cuatro años pasándose por un colegio electoral. Negociar, ofrecer, ser una fuerza ciudadana continuada es una forma de tener un gobierno de izquierda más a nuestro gusto, sin duda alguna. Pero luce poco y exige dedicación.

Como para muchas personas la actividad política se reduce al voto, la derecha (en todos los países y circunstancias, no sólo en la España del siglo XXI) apuesta a las distintas formas de abstencionismo como forma de obtener el poder o garantizar su permanencia en él. El "abstencionismo" no es sólo la abstención pasiva (quedarse en casa) o activa (el voto en blanco o nulo), sino también el voto por partidos minoritarios que se convierte en un voto que no tiene peso en el resultado final de los procesos electorales, que es la opción que propone "No les votes". Para la derecha (que en no pocos casos ha promovido la creación de partidos alternativos de izquierda, ecologistas o progresistas), el objetivo es que el voto de izquierda no se concentre en un solo partido, sino que se pulverice y se vuelva así irrelevante políticamente.

A cambio de esta reacción del votante de izquierda, que pretende que sus gobernantes hagan exactamente lo que prometieron (aunque las condiciones cambien de modo radical) y que piensen exactamente como el propio votante piensa respecto de todos los asuntos públicos, el votante de derechas es en general inamovible, su lealtad sólida y su odio a la izquierda abrumador y decisivo.

Esto no es una declaración voluntarista, es una expresión de los hechos constatables.

En las elecciones generales de 2000, el PP obtuvo la mayoría absoluta con un total de 10.321.178 votos, sólo 43.168 votos más de los que obtuvo en 2008, cuando perdió la elección. ¿Por qué obtuvo una mayoría absoluta en el 2000 si sus votos son iguales? Porque el PSOE sólo obtuvo 7.918.752 votos.

Siguieron cuatro años de Aznarato sin freno ni control: tramas Gürtel, bodas imperiales para la hija del caudillo, el desprecio del Prestige y su desastre ambiental, modificación del criterio del paro para dejar de contar como desempleados a más de medio millón de españoles, huelga general, desastre del Yak-42, apoyo a un golpe de estado en Venezuela, guerra de Irak y manipulación interesada de los atentados del 11-M. Un resumen verdaderamente estremecedor de cuatro años lamentables.

¿La reacción de los votantes de derecha ante todo esto el 14 de marzo de 2004? El PP obtuvo 9.763.144 votos. Es decir, perdió tan sólo 558.034 votos como castigo por todas esas acciones y omisiones de gobierno realizadas, todas, voluntariamente y no bajo presion, digamos, de una crisis mundial. ¿Y por qué perdió la elección si ante los menos de 8 millones de votos del PSOE del 2000 habría obtenido de todos modos un triunfo holgado? Porque las mentiras del 11-M movilizaron al electorado de izquierda, a los abstencionistas habituales, que al grito de "mañana votamos, mañana os echamos" dieron al PSOE 11.026.163 votos.

Vemos así que el factor que da al PP el poder o se lo retira no son sus votantes, sino los votantes del PSOE. Cuando la izquierda que se considera ajena al PSOE (o que considera al PSOE ajeno a su concepción de la izquierda) deja de votar por el PSOE, los poco más o menos 10 millones de votos del PP permanecen y representan más escaños:

Año
PP
PSOE
Resultado
1996
9.716.006
9.425.678
PP
2000
10.321.178
7.918.752
PP
2004 9.763.144 11.026.163 PSOE
2008 10.278.010 11.289.335 PSOE

"No les votes" se convierte así en un movimiento que llama a no votar por ningún partido mayoritario (más CiU), ciertamente, pero cuyas expectativas de disminuir el voto del PSOE son muchísimo mayores que sus expectativas de reducir el voto del PP en la realidad, y hasta hoy no han podido argumentar de modo convincente lo contrario. Sus posibilidades reales de favorecer opciones distintas de los dos partidos mayoritarios son muy distintas de sus objetivos declarados, su única opción es servir al PP aún sin quererlo.

La identidad PP-PSOE

A la luz de la campaña emprendida por el PP para el derrocamiento urgente del gobierno del PSOE y su sustitución por el PP, se ha extendido la idea de que el PSOE ha "traicionado a la izquierda" y que es hoy un partido de derechas indistinguible del PP.

La propaganda del PP que responsabiliza al gobierno español de la crisis económica ha sido sumamente eficaz, haciendo olvidar que esta crisis es mundial, y que ha sido culpa no de un partido, sino del gran capital financiero, si bien más favorecido por los gobiernos de derecha empeñados en la desregulación so pretexto de la "libertad económica". Pero el capital financiero se mueve en espacios inalcanzables, mansiones, clubes privados, jets privados, autos de lujo con escoltas, y sus lugartenientes están de todas formas al otro lado del Atlántico, en Wall Street, y es más fácil protestar ante el presidente de gobierno español, por más que éste lo único que haya hecho es tratar de salvar los muebles dentro de lo posible en una crisis sobre la cual tiene bastante poco control

En el caso de los países europeos gobernados por la derecha (que es además habitualmente mucho más democrática, menos fascistoide y menos radical que el PP español, donde aún laten corazones franquistas y cuyo presidente de honor lleva las manos manchadas de la sangre de más de un disidente de la dictadura, incluida una de las últimas víctimas de Franco, Salvador Puig Antich) es evidente que sus medidas han sido mucho más radicales que las tomadas por el socialismo español: despido de funcionarios a granel, reducciones brutales de salarios, aumentos de impuestos más brutales, más cuantiosos rescates a la banca (y beneficios al capital financiero).

Lo que el gobierno español hace mínimamente y a regañadientes en contra de sus principios es apenas el principio del programa de gobierno de la derecha, y puede ser mucho peor, porque en lugar de actuar contra sus ideales y obligado por una responsabilidad mayor, actuarían felices de imponernos un proyecto que deberíamos conocer perfectamente.

Ciertamente es difícil de entender la complejidad del sistema y es enormemente sencillo y tentador afirmar que un gobierno puede, sólo por medio de su voluntad, evitar ciertas acciones. Pensar que Zapatero pudo, por ejemplo, no hacer nada por reducir el déficit del gobierno, pero "optó" por hacerlo debido a cierta falla moral, es tranquilizador: la realidad está bajo control del presidente, sólo que éste no quiere hacer cosas buenas. Es mucho más sencillo que pensar que el capital financiero (sí, el enemigo histórico del trabajador y por ende de la izquierda) habría reaccionado cerrando las fuentes de financiamiento del gobierno español, abatiendo sus bonos de deuda y, de paso, apretar aún más el grifo de los créditos al consumo sumiendo a España en una situación incontrolable. El gobierno actúa obligado por las circunstancias, y lo más triste, quizá, es que cualquiera de nosotros, por más ideológicamente comprometido que esté con la izquierda, habría hecho lo mismo... o más.

El argumento de que la crisis ha sido mal gestionada en general por el gobierno español (dejando de lado los errores puntuales de toda persona y organización humana) no ha estado en ningún momento sustentado en argumentos claros. Es decir, ni el PP ni la izquierda más purista han podido decir: lo que se debió hacer es tal y cual. No ha habido propuestas de parte de la derecha porque sabe que no existen, que el margen de maniobra de los gobiernos maniatados por el capital es estrechísimo, ni de parte de la izquierda porque ni siquiera se los plantea, le basta decir --y es verdad, pero no toda la verdad-- que las medidas anticrisis son de derecha, y ofenderse porque las toma un gobierno de izquierda, sin emprender un análisis crítico económico y político de la situación. (Antes la izquierda se distinguía, si no por otras cosas, sí por una gran capacidad de análisis político y económico de las variables que determinaban el funcionamiento de las sociedades. Esto parece haber desaparecido.)

La burla fácil de que el gobierno que prometió el "pleno empleo" cuando las condiciones eran otras está ahora enfrentado a una tasa de paro brutal es un simple ejercicio en la ceguera voluntaria a los contextos. Es como el médico que promete conservarnos íntegros y el día que tenemos una gangrena por una infección fuera de nuestro control (y del control del médico) decide cortarnos una mano. No llevemos la metáfora más allá.

Por otra parte, las políticas sociales del PSOE, de súbito despreciadas por la izquierda "transpsoe", así como la reacción brutal ante ellas de la derecha (matrimonio gay, puntualización de la legislación del aborto, ley de la memoria histórica, reorientación del gasto público a políticas sociales, cheque bebé mientras se pudo, subsidio adicional al paro) bastarían para demostrar que pese a cualquier valoración más o menos facilista, las diferencias entre el PP y el PSOE siguen existiendo, y son ciertamente lo bastante relevantes como para luchar contra el triunfo del PP.

Cito de una respuesta que di en Formspring sobre el tema a algún anónimo de los que me atacaron por mis posiciones:
Gobernar un país no es sólo cuestión de tener ciertas ideas, sino de hacer lo que es posible. El PSOE puede no querer abaratar el despido o retrasar la jubilación o reducir las pensiones y verse obligado a hacerlo por una situación económica que no ha creado el gobierno. Decir que lo ha hecho "porque ha querido" es buena propaganda para el PP, pero no es verdad. 
Un buen ejemplo es la cantaleta de "el gobierno negó que hubiera crisis". Joer, ¿qué querían? ¿Que se provocara el pánico diciendo "esto se va a la mierda, chavalotes"? Es obligación de un gobierno tratar de llamar a la calma y quitarle hierro al asunto, lo hubiera hecho cualquiera responsablemente y lo hubieras hecho tú, quien quiera que seas, a poco de darte cuenta de que cualquier otra actitud sería políticamente irresponsable y muy perjudicial para el país.
La diferencia entre dos partidos son precisamente sus ideas y programa. Cualquier partido de izquierdas va a resistirse más a eliminar beneficios sociales, mientras que cualquier partido de derechas va a llevar la eliminación mucho más allá. 
Que la crisis ha sido mundial se refleja en que todos los países y gobiernos han tenido que emprender acciones poco populares y desagradables. Pero si comparas las que ha puesto en vigor el gobierno español con las de Alemania (echar a 15 mil funcionarios sin más), de Inglaterra (esta semana se anunció la privatización de TODOS los servicios públicos), verás que la derecha ha asumido la crisis como el gran pretexto para imponer las medidas antipopulares que la caracterizan, y la izquierda (con más o menos suerte y tino) ha tratado de salvar los muebles. 
Y un detalle que siempre se olvida: los gobiernos de izquierda suelen contar con el apoyo de los ciudadanos para poder emprender acciones audaces como los socialistas en Islandia, ejemplo que a muchos gusta acudir con frecuencia. Pedirle acciones similares a un gobierno que tiene una oposición desleal con el país y al cual además sus propios votantes lo han dejado solo y le han creído a la propaganda de la derecha es bastante irreal. En política si no tienes fuerza, no puedes hacer nada.
El Partido Popular y su peculiar versión de la derecha

En más de una ocasión he recordado que Winston Churchill era un personaje inequívocamente de derechas, imperialista y defensor del capital financiero y la supremacía de su país. Pero era antifascista y demócrata. Frente a él se irguió la amenaza del nazismo y no dudó un instante en jugarse todo por destruirlo sin plantearse (como si lo hiciera su antecesor Chamberlain) capitular ante el sanguinario payaso austriaco ni (como sí lo contemplaron sectores de la casa real británica) aliarse al nazismo para controlar Europa.

Winston Churchill era un derechista demócrata y con el que se podía dialogar, que podía encontrar (y encontró) puntos de contacto con sus adversarios ideológicos para alcanzar objetivos elevados. Adolfo Hitler, amigo, inspirador y admirado mesías de Francisco Franco, era de otra variedad de la derecha, una derecha populista y autoritaria capaz de rescatar el discurso de la izquierda por conveniencia (como el PP se ha posicionado de repente como "partido de los trabajadores" --evocador del NSDAP, el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores-- o como "enemigo del gran capital y la banca especuladora", en un travestismo político que increíblemente algunos se creen), altanero y arrogante como Aznar, insidioso, capaz de utilizar la mentira de más baja estofa para conseguir sus objetivos.

España necesita, y se beneficiaría sin duda, de una derecha civilizada, moderna, democrática y heredera de Churchill, Adenauer, De Gasperi o Pompidou, todos antifascistas, y todos inspiradores del Partido Popular Europeo, cuyo programa electoral y sus acciones a nivel de cada país están muy lejos de lo que diariamente ofrece en España el Partido Popular en sus declaraciones y acciones, empapadas de admiraciones más o menos secretas por el franquismo (con el que los vínculos no sólo son ideológicos, sino familiares y personales), un odio a la izquierda con sobretonos de una Guerra Civil no cicatrizada y una admiración abierta por los sectores más radicales del Partido Republicano de los Estados Unidos (y, recientemente, por su excrecencia de ultraderecha antiintelectual, el Tea Party).

En otros países de Europa, frente a un PP de centroderecha como el de Sarkozy en Francia o el de Leterme en Bélgica, hay una derecha extrema electoral, como el Frente Nacional de Le Pen o Vlams Belang (Interés Flamenco), mientras que en Italia, el PP acabó desapareciendo ante el embate de la ultraderecha berlusconiana (tan admirada también por el PP español y sus alrededores).

En España, la ultraderecha electoral es irrelevante porque el PP incorpora, si no explícitamente sí de modo implícito y claro en su accionar, los "ideales" (soy generoso al llamarlos así) de la ultraderecha: nacionalismo furibundo, xenofobia y antiinmigrantismo (véase el punto 7 de programa del PPE y compárese), uso patrimonial del poder, desprecio al poder judicial salvo cuando juega a favor de la derecha, extremismo religioso y, ya dicho, ultraconservadurismo social y ultraliberalismo económico. Y convoca así a electores que van desde la derecha moderada hasta buena parte de los adeptos a la más extrema derecha neofascista.

Tenemos a una de las peores y más peligrosas derechas europeas. Nadie imagina a Ángela Merkel defendiendo los símbolos del nazismo, o a Sarkozy defendiendo la "herencia cultural" del régimen de Vichy, colaboracionista de Hitler. Pero vemos cómo el PP continuamente defiende los iconos del único gobierno fascista que sobrevivió a 1945, igual el Valle de los Caídos que las estatuas del hombre que durante 39 años masacró a cientos de miles culpables de pensar lo que no debían, más allá de la guerra que emprendió.

Podría, difícilmente, transigir con una derecha como la de Churchill... podría encontrar puntos en común, apoyar acciones en beneficio de todos. Pero no esta derecha, para la cual, mientras gobiernen sus odiados enemigos (no adversarios políticos, no, enemigos de guerra que merecen prisión y paredón, nada más) "lo que es bueno para España es malo para el PP".

No puedo aceptar que me impongan a esa derecha por una reacción tomada al calor de un enfado colectivo (la Ley Sinde) y que ha avanzado sin ninguna reflexión. La derecha directamente beneficiaria de "No les votes" es la menos deseable que podemos imaginar en democracia.

No es que importe, pero...

Personalmente, ¿quiero un gobierno más de izquierda? Por supuesto, pero ante todo no quiero un gobierno de derecha, como deseo tener una mejor casa, pero mi prioridad es no acabar viviendo en la calle. ¿Me gusta el bipartidismo? No, pero para combatirlo hacen falta proyectos concretos y no sólo la oposición al hecho, además de que creo que debe evaluarse con cuidado el peligro de que partidos ultraminoritarios se conviertan en bisagras que empujen al gobierno a posiciones extremistas, como ocurre en Israel. ¿Me gusta la idea del voto útil? No mucho, pero no la rechazo simplemente porque me disguste, sobre todo porque la opción (darle el poder al PP con un voto digno e individualista, que ofrezca una satisfacción personal insolidaria a costa del bienestar de las mayorías, que se supone que son del interés principal de la izquierda) me gusta muchísimo menos. ¿Estoy diciendo que todo debe mantenerse igual? Por supuesto que no, pero ello no significa que la voluntad de cambio baste para conseguirlo, ni que se deba pagar cualquier precio si no se tiene una razonable posibilidad de triunfo. Cambiar cuesta trabajo, bastante más trabajo que "no votar a" o hacer clics indignados en el ratón.

Dada la batida de la derecha en este instante, y visto lo visto en términos tanto de corrupción como de las acciones emprendidas por gobiernos como el de la comunidad de Madrid, Murcia o Valencia, así como las reacciones de la derecha internacional ante la crisis, reafirmo mi convicción de que lo primero es no caer en la derecha y lo siguiente es presionar para ir más a la izquierda, no al revés. Entiendo y aprecio las buenas intenciones de algunas personas del movimiento "No les votes" (descontando a quienes desesperadamente están tratando de instrumentalizarlo, por supuesto, y que no son pocos) y siento que estamos del mismo lado en cuanto a aspiraciones políticas y sociales. Pero la estrategia me sigue pareciendo poco reflexionada y las explicaciones que se me han dado sobre cómo un gobierno del PP inaugurará una "verdadera izquierda" y anunciará el fin del bipartidismo me suenan demasiado a carta a los Reyes Magos como para cambiar de opinión hasta ahora.

También es por ello que apoyo abiertamente el movimiento PPLeaks de Leo Bassi para que el PP no vuelva al gobierno. Y toda iniciativa democrática, legal y moral que mantenga a la derecha, y especialmente a esta derecha fuera del gobierno, lejos del dinero público y apartada de los espacios de decisión y legislación donde pueda impulsar su política antipopular, religionista, ginófoba, homófoba, xenófoba, patrimonialista, desreguladora, destructora del pacto social del estado y autoritaria contra las libertades individuales.

8 comentarios:

magnavox dijo...

Mas claro no se podría decir. Estoy de acuerdo contigo punto por punto.

Lo unico que no tengo del todo claro es por que este gobierno no a hecho como Islandia "el que la hace la paga".
¿Tu que opinas?.

Salud.

MJS dijo...

Creo que los casos no son comparables. En Islandia fracasaron los tres bancos del país y el país estuvo al borde de la bancarrota nacional, lo que obligó a intervenir los bancos porque dichos bancos habían asumido una deuda que era seis veces el PIB de Islandia. El gobierno islandés no actuó por ser más socialista que otros, es que no tenía opción y actuó tan obligado como Irlanda, España, Alemania o Gran Bretaña, salvo que su situación era totalmente distinta. La deuda exterior de Islandia era casi ocho veces su producto interno bruto, la moneda se devaluó, se cerró el cambio de moneda, la bolsa cayó un 90%, su desempleo (bajo en términos generales) se triplicó, se ha bajado el sueldo a todo el país y se les han reducido las horas de trabajo... quienes hablan de Islandia como si fuera un ejemplo evidentemente sólo conocen una parte de la tonada (Islandia intrervino sus tres bancos) y creen que es la ópera completa.

Y, evidentemente, con la emigración de Islandia, su minúscula población (320 mil personas) está sufriendo. La idea de que "el que la hace la paga" suena guay, pero no es verdad, la están pagando los islandeses, y a un costo verdaderamente aterrador.

Como siempre, las cosas son bastante más complicadas de lo que dicen los promotores de las soluciones fáciles, sin dolor ni efectos secundarios (pseudomédicos de la política):

Jose Brox dijo...

Un aplauso razonado y racional.

PD A ver si hago unos cálculos realistas con la Ley D'Hont y se los tuiteo a los NolesVotes

Jose Brox dijo...

Un aplauso razonado y racional.

PD A ver si hago unos cálculos realistas con la Ley D'Hont y se los tuiteo a los NolesVotes

Gryphus dijo...

Creo que cometes un error al oponerte a nolesvotes bajo el razonamiento de que beneficia al PP.

Si bien en muchas de las cosas que has dicho estoy totalmente de acuerdo, una cosa esta clara: Nolesvotes esta tan en contra del PP como del PSOE sin distincion. El que rechaces nolesvotes por el mero hecho de que crees que solo conseguira arrancar el voto util de la izquierda y no de la derecha, no me parece motivo suficientemente pesado como para rechazar el movimiento.

Es decir, en caso de que nolesvotes sea "inutil" en su proposito y termine beneficiando al PP, no es culpa de nolesvotes per se, sino de los votantes, pues el movimiento lo que precisamente busca es que no se vote ni a PP ni a PSOE, sin distincion.

Acusar a NLV de un triunfo del PP e las proximas elecciones seria un poco como "matar al mensajero" bajo mi punto de vista.

Creo que la critica a NLV podria venir de otras muchas partes, como por ejemplo que a fin de cuentas quienes controlan el cotarro, por mucho que se empeñen en desmentirlo, son un grupo selecto de bloggers con antecedentes en esto de decir una cosa y hacer la otra, aunque tambien hay "buena gente". Pero desde luego lo que esta claro es que, al menos desde la imagen que percibo en el grupo de google y en la wiki, hay algunas personas que estan colaborando activamente por cambiar la situacion, y sin lugar a dudas, evitar un triunfo de la derecha en las elecciones.

Por otra parte, hay otro problema que si te voy a reconocer: Muchos grupos de extrema derecha española han tomado el lema y el movimiento nolesvotes como propio y lo estan aprovechando para sacar tajada del asunto, pero una vez mas, ello no es culpa de nolesvotes directa, del mismo modo que si el PP gana las elecciones, tampoco lo sera. Me parece un error de razonamiento atribuir al movimiento NLV una victoria del PP si pide algo tangencialmente opuesto.

En tal caso esa hipotetica (y casi segura) victoria del PP vendria por la oposicion mayoritaria entre la poblacion de a pie a las politicas del PSOE, y ya sabemos como de inteligente es la poblacion en este pais: En lugar de buscar una buena opcion politica, votan a la opuesta de quien les cae mal.

Saludos, interesante entrada.

Kike dijo...

Mecachislamar, creo que me has convencido. En las generales votaré al PSOE porque creo que es tan necesario como votar al CDS en las primeras elecciones democráticas postfranquistas.

Anónimo dijo...

Te equivocas en una cosa fundamental, #nolesvotes no va a perjudicar a la izquierda, sencillamente porque el PSOE no es de izquierdas aunque se haga llamar socialista.

MJS dijo...

"Anónimo": esa frase es parte del dogma, sí. Pero no se sustenta. El PSOE puede no ser de la "verdadera izquierda" que todos creen ser, puede no ser la izquierda que tú quieres o puede tener una visión más compleja, o ser "menos de izquierda" de lo que muchos quisiéramos, pero afirmar que es un partido de derechas es simplemente un recurso retórico para no pensar.

De derechas es derogar la ley del matrimonio homosexual, la ley de igualdad, la ley de dependencia, la ley del aborto, que están en la mira del PP. Es privatizar los servicios básicos que nos pertenecen a todos (hospitales, escuelas). Es mucho más que simplemente asumir acciones desagradables de emergencia para que no se te deshaga el país en las manos. Todo eso demanda reflexión y no frases hechas.

Se puede empujar al PSOE más a la izquierda, al menos es una probabilidad real. Favorecer al PP es simplemente cerrarle todas las puertas a la izquierda "más de izquierda" por un capricho irreflexivo. Tan irreflexivo que a) no lo pueden argumentar, sólo repiten frases bien aprendidas en las webs movidas por un grupito de empresarios y b) ni siquiera se atreven a dar la cara dignamente en defensa de sus opiniones y van al anonimato, que puede ser protección en dictaduras, pero que en democracia es cobardía.